¿Abstinencia Sexual, conserva la buena salud?
Los diccionarios y las enciclopedias, definen la abstinencia como un autorrechazo, la negativa a satisfacer determinado apetito. Algunos adeptos a la abstinencia, basan sus argumentos en la teoría de la sublimación freudiana. Sin embargo, no existe evidencia científica que indique que los intintos biológicos puedan realmente ser sublimados. De hecho, el intento conciente de desplazar las urgencias sexuales y de dirigir la energía sexual a otras zonas de la vida, puede resultar en disfunción psicológica como ser: falta de Deseo Sexual, incapacidad para concentrarse, irritabilidad e insomnio, o eyaculación precoz o rápida, insuficiencia eréctil, prostatitis o prostatismo, congestión ovárica y vulvar y disminución general del apetito sexual. Sin embargo, debe señalarse que la abstinencia voluntaria, es menos dañina para la función normal del organismo, que la abstinencia involuntaria. Hay, por supuesto, ocasiones cuando la abstinencia se vuelve un asunto imperioso y de consideración, para el compañero o compañera enfemo, durante algunos períodos o situaciones del embarazo, o en las primeras semanas luego de un parto, o cuando se desea evitar contaminaciones o infecciones venéreas. Inclusive, en estos casos o similares uno de los miembros de la pareja, puede desear tener un desahogo sexual, ya sea por satisfacción manual o bucal. En el contexto de la sexualidad humana, no mucho puede decirse realmente acerca de la abstinencia, excepto que tiene un gran éxtio como técnica del control de la natalidad.
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